martes, 24 de abril de 2012

CARTA DEL PROYECTO EDÜCATE A QUIEN PUEDA INTERESAR

Esperando Día a día, Urgente Camino A territorios Especiales


Me aventuro a escribirte esta carta, porque últimamente he disfrutado de una experiencia fascinante y al recordarla siento unos deseos enormes de conversar contigo acerca de lo que fue para mí. Si estas atento ya habrás descubierto la palabra que se esconde en el epígrafe, pues justamente bajo ese nombre viví, lo que quiero contarte. 



Cierta mañana me llamarón para preguntar si me interesaba trabajar en "Edücate: Educación y Tecnología fortaleciendo cultura”, un proyecto que consiste en que cada niño en las escuelas reciba un computador, además de una formación pedagógica y tecnológica, hasta ahí nada se tornaba tan atractivo. Sin embargo, el lugar parecía realmente interesante, el Vichada. 

Sólo queda por decir que me fui y emprendí un largo camino entre los cielos impetuosos de los Llanos Orientales de Colombia, un día después, el rio puerta de entrada al Resguardo la Llanura Tomo develo en su orilla la magnitud de la sabana, la belleza del lugar se fundía con la de las gentes, niños tímidos y burleteros, mujeres trabajadoras, y en el fondo la esperanza, la pregunta por lo que llevaban las cajas cargadas por esos extraños acalorados que miraban extrañados a los habitantes del lugar. De las cajas grandes salieron cajitas mágicas llamadas XO, unos computadores de aspecto amigable y una puerta a otros mundos, el de las pantallas, elementos tan criticados, pero indispensables en la época. 

Pero el computador por sí sólo no significaba nada, fue el gran pretexto para el encuentro: el pedagógico; el comunitario; el cultural y el personal, mi cara a cara con mis ancestros, en tierras lejanas también residen los míos, mi familia de tierra, de esta Colombia de miles de sacrificios. Desde ese día los juegos con los niños, las charlas con los profes, comer casabe y “matar mosquitos” –como dice el docente Raul Granados-, pero sobre todo descubrir el profundo vinculo que nos une, a través de la recreación y la creación en el XO. Y con ese pretexto XO, empezamos un gran camino hacia Edücate, a la educación de ellos y a la mía propia, con la actividad escribir ilustraron una pequeña historia de su vida, pintaron y los colores desplegaron su magia en la pantalla, esos matices naturales puestos ahora en el XO, que alegría verlos deteniendo los momentos con las cámaras. La segunda llegada fue para quedarme, un mes descubriendo cada día un nuevo aprendizaje con mis anfitriones, indígenas Sikuani que enseñaban con sus risas lo que significa aprender. 


Un tiempo después, al regresar, con unas pocas instrucciones vimos a los profesores animar las historias con las que ancianos, adultos y niños representan sus costumbres y sus valores, Scratch apareció en la cajita mágica y se quedo para darle movimiento a Isimali, a Makoko, a la piojosa,-relatos que definen a los Sikuani-, para desatar dudas y certezas, para que entre unos y otros construyéramos la posibilidad de una nueva educación, menos impuesta y más pensada por sus protagonistas. Nombres y palabras bailan en mi cabeza cuando los recuerdo, Edücate en el Resguardo La Llanura Tomo, abrió las posibilidades para que Maria, Luis Alberto, Raul, Edgar, Humberto y Fernando, se inventaran junto con sus niños la manera de incluir en sus vidas los trucos del XO, en el rincón oriental del país, olvidado por muchos, unos computadores verdes y divertidos prendieron la mecha de la imaginación y del recuerdo, de nuevo se habló de los relatos, de las costumbres, de los cantos, las danzas, la letras sikuani, desde marzo del 2011 hasta hoy, las cotidianidades ya no son las mismas. 

El Resguardo La Llanura Tomo y sus seis escuelas: la Florida, Lejanías, José Aurelio Rozó, San Jorge Miralindo, Miranda y Tsamani, reviven las raíces en cada clase, ya no queda espacio para el olvido, llegó la hora de la educación propia, la agricultura entonces se mezcla con la tecnología del XO, los cantos tradicionales se escuchan en el computador, entonces caen a mis pies argumentos académicos citadinos que hablan de los y las indígenas como seres primitivos que no pueden reconocer este tiempo y sus inventos, condenados al pasado pero no conservados en la memoria. Hoy querido amigo te escribo mientras que empaco mi maleta para volver a ese paraíso que entre verdes llanuras y amaneceres rojos resguarda a mis nuevos amigos… 

 Un abrazo. Cordialmente, Yo.